Claudio Ptolomeo, astrónomo griego del siglo II pensaba que cuando una estrella caía significaba que el cielo se abría para los mortales, siendo así una estrella fugaz una clase de portal al mundo de los dioses; por lo tanto, los humanos debían aprovechar esta puerta, enviando sus plegarias y mensajes a los dioses antes de perder la oportunidad si querían que fueran escuchados.
Un dato curioso de esta teoría, es que se cree que fue en la Antigua Grecia el primer lugar donde se pidieron deseos a las estrellas fugaces, además de que debía pedirse antes de que desapareciera, puesto que, si la estrella se iba, significaba que la brecha quedaba cerrada y el deseo no se cumpliría.
A través de la historia estos pequeños trozos de roca espacial también se les asoció al nacimiento o que una nueva vida había llegado al mundo, siendo el alma de una persona que bajaba a la Tierra presagiando su nacimiento; asimismo, esta teoría era una señal de buena suerte, prosperidad y de que algo bueno llegaba al mundo.
Así que, sin importar cuál sea el origen, pide tu deseo, mantén los ojos cerrados y desea con todas tus ganas eso que tanto quieres y quizás el destino lo ponga en tu camino.
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