Hay dos teorías para explicar de dónde viene la tradición de soplar velas de cumpleaños: la primera es una tradición alemana en donde celebran el Kinderfest. Esta se trata de una fecha especial en donde se colocaba en un dulce dos velas para el aniversario del niño, una para representar la luz de su vida y la segunda para sus años de vida.
Pero en esta, las luces se mantenían encendidas todo el día, y al final de la fiesta se apagaban, y el humo que salía de ellas ayudaba a llevar a Dios el deseo que pedía el niño de cumpleaños.
La segunda es una tradición griega en donde se cuenta que las personas le regalaban dulces con velas a Artemisa, la diosa de la luna.
Los dulces representaban el ciclo lunas completo y el fuego de las velas era apagado para que el humo llegara a la divinidad, llevando así consigo el deseo de la persona.
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