Fue un 27 de Mayo de 1895, cuando el gran escritor y dramaturgo irlandés Oscar Wilde fue condenado a dos años de prisión por ser homosexual.
“El amor que no se atreve a decir su nombre, y a cuenta del cual estoy aquí hoy, es precioso, está bien, es una de las formas más nobles de afecto que existen" decía entonces en el juicio en su contra, a modo de alegato.
Wilde gozaba de una gran fama como escritor y crítico literario a finales del siglo XIX. Había sido autor de obras emblemáticas como El Retrato de Dorian Gray, y La Importancia de llamarse Ernesto, pero su imagen pública de hombre casado y con dos hijos no podía ocultar su preferencia por la compañía masculina y sus tendencias homosexuales.
Esta actitud fue tolerada por la mojigata sociedad victoriana hasta que fue denunciado por el marqués de Queensberry, padre de Alfred Douglas, que lo acusó públicamente de "sodomía".
Wilde no lo pensó dos veces y denunció a Queensberry por difamación, aunque las revelaciones que se harían en el juicio pusieron de manifiesto su homosexualidad y se giraron en su contra más adelante.
Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados en el penal de Reading. La estancia en esta cárcel, a 65 kilómetros de Londres, fue un periodo muy duro (incluso estando allí falleció su madre) y afectó la salud del dramaturgo, que entre otras cosas, tuvo una fuerte infección en un oído.
Esta sentencia, que buscaba ser ejemplificadora, tuvo mucha repercusión y propició un recrudecimiento de la intolerancia sexual no solo en Gran Bretaña, sino también en otros países de Europa.
Tras salir de prisión, tuvo que exiliarse en París, Francia, donde vivió bajo el nombre de Sebastián Melmoth. Pasaba los días vagando por la calle bebiendo enormes cantidades de alcohol, que a veces acompañaba con fuertes dosis de opio.
Su esposa le prohibió visitar a sus dos hijos, a los que no volvió a ver. Y muchos amigos lo abandonaron, hartos de sus constantes pedidos de dinero y avergonzados por cómo se mostraba en las calles de París con decenas de jóvenes amantes.
Finalmente, el 30 de noviembre de 1900 murió en la París, solo, alcohólico, y enfermo de meningitis.