En el 431 a.C las ciudades griegas Atenas y Esparta se batían en guerra por el control del Mediterráneo y una extraña epidemia, la llamada peste de Atenas, acabó con un tercio de la población de la 'polis'.
Científicos de la Universidad de Atenas han desentrañado ahora las claves de esta plaga que acabó con la vida de unas 300.000 personas.
Los autores del estudio analizaron los restos encontrados para determinar qué enfermedad fue la que azotó la polis griega y se llevó por delante la vida de tantos atenienses, incluido el mismísimo Pericles.
"Violentos dolores de cabeza, [...] enrojecimiento e inflamación de los ojos, sufusiones de sangre en garganta y lengua... El cuerpo se ponía de color lívido, hacia rojo, y aparecían pústulas y úlceras […] La inquietud se hacía intolerable y morían al séptimo o noveno día. Si sobrevivían este tiempo, aparecían extenuantes diarreas que terminaban con la vida del enfermo. Algunos escapaban vivos, pero perdiendo los ojos o los dedos de manos y pies».
La peste de Atenas fue en realidad una epidemia de fiebre tifoidea, una enfermedad infecciosa provocada por una bacteria denominada 'Salmonella tiphy'.
«Considerando la superpoblación y condiciones de insalubridad que se daban dentro de los muros de la sitiada Atenas, una epidemia de tifus podría haber sido la causa del desastre», añade.